Antojos y adicciones

Son desafíos que pueden superarse. La clave está en comprender las causas, identificar los desencadenantes y desarrollar estrategias de afrontamiento saludables.

 ·  06/02/2024
Antojos y adicciones

Los antojos y las adicciones comparten una danza insidiosa en nuestras vidas. Un deseo irresistible por algo, ya sea una sustancia, comida o actividad, puede convertirse en una lucha constante, incluso dominando nuestro comportamiento.

Comida chatarra, golosinas dulces, alcohol, tabaco, apuestas... Por lo general, si los consumimos o realizamos en exceso, dañan nuestra salud física y emocional. Lo bueno es que hay mucho por hacer para controlarlos.

Todos sabemos bien que el consumo excesivo de drogas ilícitas resulta profundamente perjudicial para el cuerpo. Y lo mismo puede decirse de los cigarrillos y el alcohol. Incluso los antojos, que en ocasiones consideramos meros lujos para el paladar, tienen el potencial de afectar nuestra salud. No obstante, existen muchas cosas que podemos hacer para darnos una ayudadita.

Ábrete

Las personas con adicciones hacen todo cuanto pueden para ocultar su problema por miedo a ser descubiertas, por la vergüenza que sienten y porque sus vidas están fuera de control. Mientras que algunos esconden botellas de alcohol vacías en la alacena, otros piden prestado para pagar deudas de juego o mienten para encubrir su conducta. Con el fin de romper el ciclo de dependencia, es vital admitir el problema frente a familiares, amistades, miembros de un grupo de apoyo como Alcohólicos Anónimos o profesionales de la salud capacitados para recomendar tratamientos como la psicoterapia.

Sé firme

Aunque siempre es difícil resistirse a la ten-ación, hay herramientas útiles a tu alcance, como las clases de asertividad, en las que te enseñarán a decir lo que piensas de modo tranquilo pero firme. Practicar tus argumentos por anticipado e imaginar escenarios problemáticos junto con formas para enfrentarlos te permitirá adquirir la confianza necesaria para sortear dificultades sin dejar de lado tus objetivos. Conforme aumente tu optimismo y empieces a asumir el control de la adicción, tus patrones de pensamiento se modificarán y hallarás la fuerza para decir “no, gracias”. Se trata de un círculo virtuoso: con cada “no” se incrementará tu capacidad de resistir la tentación la próxima vez.

Infórmate

Desde el momento en que te propones superar ese mal hábito que amenaza con convertirse en adicción, descubrir ciertos datos duros podría ayudar a avivar tu fuerza de voluntad. Imagina si supieras que dentro de los 20 minutos posteriores al consumo de tu último cigarro, los pulmones comienzan a repararse y la presión arterial disminuye; que tan pronto como dejas de beber, las células lesionadas del hígado comienzan a regenerarse o que tendrás más dinero en el banco para gastar en gustos para ti y tu familia.

Cambia de perspectiva

Según un grupo de expertos australianos, los antojos de alimentos apetitosos, como el chocolate, el helado y las papas fritas, se asocian con la formación de “imágenes” vívidas de estos manjares en la mente. Estos pensamientos pueden fijarse en el cerebro con tanta intensidad que otras funciones mentales, como la resolución de problemas, sufren consecuencias negativas. Durante un estudio, los antojos se redujeron significativamente cuando los participantes sustituyeron las imágenes mentales dominantes con otras fuera del ámbito culinario —un arcoíris o un paisaje, por ejemplo— y también cuando contemplaron patrones de puntos centelleantes en color blanco y negro. Pronto habrá aplicaciones descargables (apps) con estímulos visuales para ayudar a la gente a superar los antojos de forma rápida y eficaz.

Pide apoyo

Las adicciones alteran todo el tejido familiar, no solo a las personas en lo individual. En algunas ocasiones, las parejas de los adictos se presionan para asumir una carga excesiva de responsabilidades y deberes en el hogar, lo cual podría ocasionar conflictos en casa. Otras familias viven en la negación y actúan como si nada, con lo cual caen en un círculo vicioso de temor, esperanza y culpa.

Existen grupos de apoyo que ofrecen ayuda a las familias de los alcohólicos al validar sus sentimientos de vergüenza o dolor y brindar herramientas para romper el ciclo, propiciar la cura del adicto y sanar las relaciones familiares. Este tipo de orientación psicológica, en la que a veces se sugiere confrontar al paciente directamente en presencia de un mediador, permitirá a las familias seguir con sus vidas incluso si el afectado se niega a dar los pasos necesarios para enfrentar el problema.

Aprende a reconocer los signos

En ocasiones, el deseo de beber llega a la mente porque el cerebro envía mensajes confusos. Lo que se percibe como una necesidad imperiosa de tomar alcohol podría ser un simple signo de deshidratación. Entonces bastará con un par de vasos de agua para que el deseo desaparezca. En otras ocasiones, el antojo será indicio de hambre, pues el alcohol también aporta calorías. Así que tomar un refrigerio en lugar de servirte un trago también podría calmar eficazmente el antojo. ¿Estás intentando dejar el alcohol? Es importante que hagas tres comidas al día y que bebas suficientes líquidos sin alcohol para mantener la hidratación.

Prueba el cardo mariano

Esta hierba, que crece en Europa y Asia, es reconocida por su capacidad de sanar el hígado, uno de los órganos más propensos a sufrir alteraciones por el consumo excesivo de alcohol. Según algunos estudios, el cardo mariano (Silybum marianum) repara los hepatocitos, células del hígado que suelen dañarse por la exposición al alcohol. Toma tres tazas de la infusión al día (3 cucharadas de semillas en una taza de agua hirviendo) o uno a dos compri- midos de 200 mg a diario. Siempre consulta al médico antes de usar un remedio herbario.

Toma agua

Si deseas blindarte contra el consumo exce- sivo de alcohol y además buscas algo que te ayude a evitar la resaca, toma agua. Debido a su naturaleza diurética, el alcohol acelera la eliminación de líquido de los tejidos corporales, por lo que una de las principales causas de la resaca es la deshidratación. Lo mejor que puedes hacer es tomar un vaso de agua antes de tu primera bebida alcohólica. Después, alterna cada bebida con más agua. Finalmente, bebe un vaso grande del vital líquido antes de irte a dormir.

Déjalo descansar

Aunque no bebas mucho, tu hígado necesita tiempo para reponerse después de haber estado expuesto al alcohol. Por eso conviene evitar esta sustancia dos o tres días a la semana. El consumo habitual de bebidas alcohólicas eleva el riesgo de padecer cirrosis hepática: durante un estudio japonés, la tasa de muerte resultó mayor entre quienes tomaron alcohol de cinco a siete días por semana que entre quienes solo lo hicieron de uno a cuatro días.

Acompáñalo con alimentos

Para disfrutar el alcohol al máximo y minimizar sus efectos, consúmelo junto con tus alimentos. Cuando la comida ingresa al estómago, el esfínter pilórico, ubicado entre dicho órgano y el duodeno, se cierra para dar lugar al proceso de digestión, que puede durar hasta ocho horas. Esto permite mantener el alcohol dentro del estómago y reduce la velocidad con la que se absorbe en el torrente sanguíneo.

Posterga el placer

Usa tu inteligencia emocional para desterrar un mal hábito. Si sientes la necesidad de beber alcohol o fumar, espera una hora entera antes de saciar tu antojo. Para entonces, tal vez no- tes que el deseo ha desaparecido por completo. El logro de postergar la gratificación te dejará una sensación positiva, mayor optimismo y un mejor autoconcepto, todos factores que, según se ha comprobado, son clave en la prevención y el tratamiento de las adicciones.


Conserva un abanico de opciones

Si tiendes a comer compulsivamente, lo peor que puedes hacer es adoptar una dieta muy estricta. Entre más restricciones te pongas, menor será la probabilidad de que resuelvas el problema. Si bien todos los alimentos están permitidos, existen formas de reducir el consumo de aquellos que detonan los atracones. Un truco es utilizar un plato pequeño, lo cual te obliga a limitar el tamaño de las porciones.

Otra opción es comer raciones individuales del alimento “malo” fuera de casa; así que en lugar de comprar un bote grande de helado, conservarlo en la cocina y devorarlo frente a la televisión, te recomendamos pedir una bola en a heladería y saborear cada bocado. Conforme vayas asumiendo el control de tus hábitos, intenta incorporar cada vez más alimentos saludables a tu dieta.

Alíate con el desayuno

La antigua máxima “Desayuna como rey…” es idónea para las personas que tienen tendencia a comer en cantidades excesivas. Desayunar estimula el metabolismo, por lo que es un excelente medio para ayudar a los comedores compulsivos, en especial si le das continuidad con la comida y la cena. Omitir comidas suele detonar las ganas de darse atracones conforme avanza el día.

Charla durante la comida

Al comer, concéntrate en los alimentos. Mastica y deglute porciones pequeñas tan lentamente como sea posible para dar oportunidad a que el estómago avise cuando esté lleno. Suelta los cubiertos entre bocados. Intenta hacer de cada comida un momento relajado y propicio para la conversación y el debate. Esto también te permitirá comer a menor velocidad y dará espacio para que los mecanismos naturales de saciedad se dejen sentir.

Prueba la acupuntura psicológica

También conocida como técnica de liberación emocional, o tapping, la acupuntura psicológica ha demostrado su eficacia en el combate de los antojos. El tratamiento consiste en dar leves golpes en puntos de acupresión mientras el paciente se concentra en emociones o pensamientos específicos. Durante un estudio en la universidad de Griffith, Australia, las personas tratadas con este tipo de enfoque dijeron haber experimentado menor antojo de alimentos dulces y botanas saladas tras solo cuatro sesiones de dos horas, un efecto que se prolongó seis meses.

Oculta las básculas al principio

Aunque es muy probable que subas de peso cuando dejes el cigarrillo, el riesgo es mínimo si consideras los beneficios en cuanto a salud del corazón y los pulmones y prevención de cáncer. La gente suele engordar porque la nicotina inhibe el apetito y acelera tanto el proceso de digestión como el metabolismo.

Además, es posible que utilices los alimentos para relajarte o para recibir la gratificación oral que hallabas en el cigarrillo. En el corto plazo, no te preocupes por lo que diga la báscula; solo intenta llevar una dieta tan saludable como sea posible, a base de cereales integrales, frutas y verduras.

Lleva un registro de lo que comes

Si bien es cierto que dejar de fumar te abrirá el apetito, lo cual no representa ningún peligro en el corto plazo, te conviene controlar tu peso y los antojos. Anotar qué y cuándo comes te ayudará a identificar momentos clave en los que utilizas los alimentos como sustituto del cigarrillo. Te recomendamos aprovechar esos instantes para hacer un poco de ejercicio, ya sea fuera de casa (si la cuarentena lo permite) o en Internet, lo cual desviará tu atención de los antojos, te permitirá quemar el exceso de calorías y revitalizará por completo el corazón y los pulmones.

Cierra la llave del dinero

Aunque parezca obvio, es imposible apostar cuando no tienes acceso al dinero. Si padeces una adicción al juego, vacía tu cartera y destruye tus tarjetas de crédito y débito ahora mismo. Pide al banco que se encargue de hacer todos tus pagos. También será necesario bloquear los sitios de apuestas en línea en tu computadora. Recuerda que tanto tu médico como distintas organizaciones de jugadores anónimos pueden brindarte ayuda.

Haz una cita con un acupunturista

Existen indicios de que la acupuntura auricular (agujas en las orejas) calma el antojo de cigarro con bastante eficacia.

Estimula el cerebro

Uno de los principales problemas al tratar a pacientes con adicciones es que el cerebro debe recuperar la capacidad de producir sus propios opiáceos, las sustancias químicas llamadas endorfinas. En el Reino Unido, el profesor Karl Schmidt y la doctora Meg Paterson descubrieron que aplicar descargas eléctricas apenas perceptibles sobre puntos de acupresión en la región posterior de la cabeza estimula la liberación de endorfinas.

El tratamiento, que requiere el uso continuo de un estimulador de bolsillo entre seis y diez días, suele surtir efecto en una o dos semanas.