El sistema inmunitario es el conjunto de medio utilizados por el cuerpo para defenderse de ataques externos (infecciones, toxinas, etc.) o internos (cáncer). Por lo tanto, la inmunosupresión debe tomarse en serio.
La mayoría de los casos son causados por enfermedades inflamatorias (llamadas autoinmunitarias, porque el sistema inmunitario ataca las células del propio cuerpo), cáncer, ciertos fármacos (antiinflamatorios o tratamientos (radioterapia).
El estrés y la depresión también pueden causar el colapso del sistema inmunitario.
Cuando una enfermedad benigna como un resfriado empeora, o una pequeña herida se infecta o tarda mucho tiempo en sanar, puede ser que tu cuerpo esté inmunocomprometido, por lo que debes consultar a tu médico. Asimismo, mantente alerta de estos síntomas:
Mantener un sistema inmunitario eficaz requiere adoptar un estilo de vida saludable cuanto antes. Se basa en una buena alimentación, una buena respiración, actividad física diaria sin ser excesiva, sueño que no corresponda a las necesidades de cada uno, el control del estrés y la máxima reducción del los contaminantes domésticos. Para ser más específicos, aquí los siguientes puntos:
Consume alimentos tales como los cereales integrales, frutas frescas y deshidratadas; productos lácteos (yogurt, queso fresco); abundantes verduras, legumbres, huevos, frutos secos (almendras, avellanas, nueces, etc.); pescados, mariscos, carne blanca y roja magra; aves y ácidos grasoso omega 6 y omega 3 (aceites orgánicos de oliva, canola y nuez).
Sí, nos referimos a esos que dan energía de corta duración y luego hacen que te venza el cansancio (confitería, mermeladas y jaleas, repostería casera e industrializada, pasteles, helados, bebidas industrializadas, gaseosas, etc.).
Reduce tu consumo de alimentos ricos en grasas saturadas (mantequilla, carnes frías, crema, frituras, quesos, salsas, carnes grasas) o demasiado salados (papas fritas, carnes frías, conservas, alimentos industrializados, embutidos).
Bebe abundantes líquidos (1.5-2 L al día, principalmente fuera de las comidas), como agua, infusiones, té verde, jugos de verduras. Evita las bebidas alcohólicas y las estimulantes (café, té negro, bebidas de cola).
Adopta una respiración amplia, tranquila, abdominal y torácica, bien articulada en cuatro etapas: inhala, pausa, exhala, pausa. Esto ayuda a controlar el estrés y las emociones, y a oxigenar los músculos y el cerebro.
El tabaco es un contaminante que altera el sistema inmunitario casi casi por naturaleza.
La actividad física es esencial. Practica un ejercicio enérgico 30 minutos al día, de preferencia por la mañana.
Duerme lo suficiente (de 7 a 8 horas). Acuéstate temprano y levántate temprano.
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