La actividad física es una de las mejores maneras de alcanzar una sensación de paz y bienestar. Nacimos para movernos. Aquí te mostramos lo fácil que es aumentar tu actividad diaria, y de qué modo pueden ayudarte durante un día activo unos sencillos ejercicios de respiración y relajación.
La actividad física nos tranquiliza porque conlleva cambios fisiológicos benéficos en el cuerpo. Libera la tensión de los músculos, estirándolos y fortaleciéndolos, y al mismo tiempo permite que la sangre circule más libremente (la tensión provoca que los vasos sanguíneos se contraigan).
Llevar a acabo una actividad física libera endorfinas, sustancias químicas analgésicas del organismo, funcionan de manera similar a la morfina, y se les conoce como “hormonas de bienestar” porque elevan el estado de ánimo y nos pueden hacer sentir muy estimulados.
La actividad física es lo mejor que puedes hacer cuando los sucesos de la vida, u otras personas, te ponen nervioso o te sientes enojado y frustrado.
Intenta poner en práctica las siguientes actividades. Te ayudarán.
Una vez que te hayas desahogado, asegúrate de practicar una o dos técnicas de relajación para inducir la calma, con el objeto de que las funciones de tu organismo se normalicen. Y cambia tu actitud sobre el ejercicio.
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Muchas personas experimentan estas emociones, pero existen herramientas y estrategias para superarlas.