Trastornos alimentarios - Guia de Bienestar

Trastornos alimentarios

Los factores psicológicos influyen en los hábitos alimentarios. La ansiedad, el estrés y la depresión pueden provocar tanto pérdida de apetito como lo contrario: antojos de comida y trastorno por atracón.

 ·  19/05/2023
Trastornos alimentarios

Un estudio efectuado entre 1989 y 1991 en el Instituto de Psiquiatría en Londres ha demostrado que hay un claro vínculo entre ansiedad, estrés y el desarrollo de anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Estas investigaciones indican que los sucesos dramáticos de la vida (una muerte en la familia o un divorcio) desencadenan un trastorno alimentario en el 75% de los casos. Otro estudio efectuado poco después en ese mismo sitio detectó que las mujeres con estos trastornos eran menos propensas a responder bien al estrés que aquellas sin trastornos.

¿Qué los provoca?

El estrés y la ansiedad que causan una alimentación anormal podrían deberse a situaciones como abuso sexual o mental, conflicto parental, problemas en el trabajo o la escuela, presión de entrenadores deportivos o la influencia de los ideales sociales relacionados con la forma del cuerpo.

La víctima cae en un ciclo de depresión y baja autoestima que expresa a través de la preocupación por su peso. Se obsesiona con la imagen corporal y se fija metas de peso poco realistas. Una vez que la persona asocia la imagen corporal y la alimentación con el ánimo y la autoestima, podría caer en un círculo vicioso de dieta extrema o atracones, con el subsecuente desprecio por sí misma.

Los enfermos podrían ver la pérdida de peso como la solución a sus problemas y pensar que, al controlar estrictamente su alimentación, se están haciendo cargo de sus dificultades emocionales o psicológicas.

Todos los trastornos alimentarios son potencialmente peligrosos porque es poco probable que las víctimas se ayuden a sí mismas, pues con frecuencia niegan tener un problema. La mayoría de los tratamientos buscan romper el círculo vicioso de negatividad, y hacen énfasis en orientación psicológica y nutricional.

¿Tengo un trastorno alimentario?

Si tu dieta y lo que comes empiezan a interferir con tus actividades diarias, y permanentemente piensas en comida y en abstenerte de comer, podrías haber desarrollado un trastorno alimentario. Y a pesar de la creencia popular, tener un cuerpo delgado no equivale a un trastorno de este tipo: la línea que separa la determinación de la obsesión respecto a la imagen corporal puede ser muy delgada, y el objetivo incesante de perder peso afecta a cualquiera.

Los médicos se basan en estas preguntas para establecer si una persona tiene un trastorno alimentario:

  • En los últimos meses, ¿has perdido más de 6 kg?
  • ¿Te preocupa controlar cada trozo de comida que te metes a la boca?
  • Cuando te sacias de más, ¿te obligas a vomitar?
  • ¿Ves un cuerpo gordo en el espejo a pesar de que otros te describen como una persona delgada?
  • ¿Toda decisión que tomas respecto a tu vida está dominada por la comida?

Si contestas que sí a una o más de estas preguntas, podrías tener anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por atracón y deberías buscar ayuda.

Anorexia nerviosa

Se caracteriza por una fuerte pérdida intencional de peso. La víctima a menudo presenta una necesidad compulsiva por hacer ejercicio a fin de mantener su peso tan bajo como sea posible. En la mayoría de los casos, la imagen que la persona tiene de sí misma está peligrosamente distorsionada: se ve gorda, aunque el resto del mundo vea un cuerpo demasiado delgado.

A las mujeres que padecen anorexia nerviosa se les suspende la menstruación (vuelve cuando se recupera un peso normal). Otros riesgos de salud son: desnutrición, mayores probabilidades de fracturas óseas (debido a osteoporosis) y muerte (en casos extremos). Las personas con anorexia suelen ser extremadamente reservadas sobre sus hábitos alimentarios, lo cual dificulta el tratamiento.

Indicios. Las adolescentes son las más propensas a desarrollar este trastorno debido a la presión social por ser flaca, pero los chicos adolescentes y los adultos de ambos sexos también pueden adquirirlo. Los indicios físicos y de comportamiento que sugieren que un ser querido podría tener anorexia son:

  • pérdida de peso rápida y muy notoria, equivalente a entre 25% y 33% del peso normal
  • hiperactividad
  • ejercicio obsesivo
  • preocupación por la comida
  • renuencia a comer con otras personas
  • esconder comida
  • incapacidad para dormir
  • alteración o interrupción del ciclo menstrual
  • aumento en la cantidad de vello suave en la piel.

Si crees que alguien cercano a ti tiene anorexia nerviosa y no sabes qué hacer, consulta con tu médico de cabecera o habla con un terapeuta profesional.

Bulimia nerviosa

Esta podría ser difícil de detectar porque las víctimas tienden a tener un peso normal. Se presentan atracones periódicos e incontrolables, seguidos de:

  • vómito autoinducido
  • abuso de laxantes o diuréticos
  •  ayuno
  • ejercicio obsesivo
  • tomar fármacos (por ejemplo, pastillas para adelgazar y anfetaminas)

A pesar de que los problemas de salud relacionados con la bulimia suelen ser menos severos que los asociados a la anorexia, siguen siendo graves, e incluyen deshidratación, debilidad, calambres, insuficiencia cardiaca y muerte (en casos extremos). El ácido gástrico del vómito también podría dañar los dientes y el recubrimiento de la garganta.

¿Quiénes están en riesgo?

Esta enfermedad por lo general comienza cuando la víctima tiene entre 16 y 18 años, y la cantidad de mujeres bulímicas ha aumentado desde la década de 1960, al surgir el culto por las dietas. Los hombres y los jóvenes también padecen de bulimia, pero en mucha menor proporción.

Entra en acción: Menos estrés

Atracarse de comida chatarra en tiempos de estrés puede provocar un círculo vicioso: subes de peso, lo cual te estresa aún más… y recurres de nuevo a la comida para reconfortarte. Estas son algunas estrategias no alimentarias para reducir el estrés.

  1. Aprende yoga. Las posturas, los ejercicios de respiración profunda y la meditación alejan tu mente de la comida.
  2. Sal a caminar. Estar al aire libre te despeja la mente y te ayuda a relajarte naturalmente.
  3. Ve a que te den un masaje. Los movimientos alivian la tensión muscular y ayudan a reducir el estrés.
  4. Escucha música o canta en voz alta. Son medios infalibles para serenar la mente e inducir una sensación de bienestar.
  5. Date un baño. No hay nada más relajante que sumergirse en el agua tibia y dejar que las preocupaciones se desvanezcan.

¡PRECAUCIÓN!

En el mundo ha aumentado la proporción de niñas y niños prepúberes que ingresan al hospital por un trastorno alimentario. En esta población, tener un peso insuficiente estanca el crecimiento y retrasa la pubertad, problemas que podrían tornarse irreversibles. Por lo tanto, es vital que las niñas y los niños tengan una alimentación sana y balanceada y se les convenza de evitar cualquier tipo de régimen. Si notas que tu hijo está perdiendo peso, debes acudir a consulta médica.


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