¿Por qué no deberías perdonar a todos los que te han hecho daño?
El perdón es una elección, no una obligación 🙌. Descubre qué dicen los psicólogos sobre sanar sin perdonar.

Durante mucho tiempo se ha considerado que perdonar a quien nos hizo daño es un paso indispensable para sanar. Sin embargo, la psicología contemporánea cuestiona esta idea: no siempre el perdón es obligatorio ni beneficioso para superar el dolor emocional.
La psicóloga y divulgadora Marta Panizo ha generado un debate en redes sociales al señalar que “no tienes que obligarte a perdonar para poder sanar”. Su planteamiento rompe con la creencia de que solo perdonando podemos cerrar heridas.
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¿Qué dicen los especialistas?
El análisis del perdón ha sido estudiado por diversos expertos en salud mental. Entre sus hallazgos destacan dos posturas:
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Perdonar ayuda a sanar: algunos psicólogos lo ven como una herramienta que favorece la liberación del rencor, mejora el estado de ánimo y permite avanzar.
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No siempre es necesario: otros especialistas insisten en que lo más importante es reconciliarse con uno mismo y validar las emociones, incluso la rabia o la tristeza, sin sentir la presión de perdonar.
Perdonar a la fuerza puede ser dañino
De acuerdo con Panizo, obligarse a perdonar cuando todavía existe dolor puede ser contraproducente. Este acto puede:
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Invalidad los sentimientos personales.
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Reprimir emociones legítimas como la ira o el resentimiento.
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Prolongar el proceso de recuperación emocional.
Aceptar lo que se siente y reconocer los límites personales es un paso clave para sanar sin tener que forzar el perdón.
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Entonces, ¿se debe perdonar o no?
La conclusión de los especialistas es clara: el perdón es una elección personal, no una obligación. Cada persona tiene derecho a decidir si desea perdonar o no, según su proceso y su bienestar emocional.
Lo fundamental es aprender a avanzar, sin cargar con el peso del rencor, pero también sin presionarse a reconciliarse con quienes han causado daño.
✅ En resumen: no perdonar también puede ser una forma válida de cuidarse y sanar. El camino hacia el bienestar no siempre pasa por el perdón, sino por el respeto a uno mismo y a las emociones que se experimentan.