La gente que no gusta de la comida picante a menudo piensa que los amantes del chile están destruyendo sus bocas y sistemas digestivos. Al contrario: esa sensación de ardor en la boca al comer alimentos condimentados con chile proviene de la capsaicina, el compuesto oleoso responsable de sus múltiples beneficios para la salud.
Resulta que comer alimentos picantes hace maravillas: desde controlar el dolor hasta abrir las vías respiratorias obstruidas e, incluso, potencialmente controlar la diabetes.
Cuanto más picante es un chile, más capsaicina contiene. Este compuesto desactiva el dolor al agotar las células nerviosas de un químico llamado sustancia P, que ayuda a llevar las señales de dolor al cerebro. Debido a esta acción que reduce el dolor, la capsaicina es un ingrediente común en cremas, ungüentos y parches para aliviar la artritis y el dolor muscular, tanto de venta controlada como libre. También se utiliza para tratar el dolor posquirúrgico, el dolor del herpes zóster y el dolor de los nervios relacionado con la diabetes.
Pero eso no es todo. La capsaicina también es un estimulante del metabolismo, que acelera la quema de calorías durante un par de horas después de comer. Además, el chile funciona como antiinflamatorio. Por último, es rico en vitaminas A y C, así como flavonoides y carotenoides, pigmentos vegetales que actúan como antioxidantes.
En un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores encontraron que las personas con diabetes que consumían una comida con abundante chile necesitaban menos insulina para reducir sus niveles de glucosa sanguínea, lo que sugiere que la especia puede tener beneficios antidiabéticos. Esos resultados fueron respaldados por investigadores tailandeses en 2009. El problema es que hay que usar al menos una cucharadita de la sustancia para ver la reducción de la glucosa, lo que podría ser demasiado para las personas cuyos paladares no son a prueba de fuego.
Hay infinidad de chiles fresco, secos y en polvo. Cualquiera de estas presentaciones puede quemar o irritar la piel. Usa guantes de hule cuando manipules chiles frescos o secos, no te toques los ojos ni la nariz y lávate las manos después de prepararlos. Lo mismo se aplica al chile en polvo: usa un utensilio para medir y añadir a las recetas, no tus dedos. Si usas cremas de capsaicina tópica, asegúrate de seguir las instrucciones del empaque.
Ya que el chile encoge los vasos sanguíneos de la nariz y la garganta, ayuda a aliviar la congestión de las vías respiratorias cuando se añade un poco a la sopa. Pon tanta salsa picante u otros condimentos ardientes como puedas tolerar para recibir los mismos efectos descongestionantes.
Todos estos beneficios del chile, sin mencionar el maravilloso sabor que puede añadir a los platillos, son bien conocidos desde hace muchísimo tiempo. Hay evidencia de que en nuestro continente el chile se ha usado como alimento y medicamento durante al menos 9, 000 años. Los curanderos tradicionales de la India, China, Japón y Corea lo usan para remediar problemas digestivos, de apetito y circulatorios.
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