Todos tenemos estrategias propias para mantener la atención en un estado de alerta. Sin embargo, la fatiga, el estrés o la depresión leve pueden hacernos perder la confianza. Las personas de edad madura a veces llegan a tener la impresión de que han quedado rezagadas ante la infinidad de progresos y desarrollos tecnológicos. Empiezan a creer que no tienen la capacidad de adaptarse a su entorno, y sus facultades para prestar atención parecen fallar. ¿Esto es preocupante?
La mejor forma de mantener activa la atención es el autoconocimiento: conocer tu propio ritmo, el momento en que estás más alerta, tu habilidad para concentrarte y tus preferencias y limitaciones, así como estar consciente de las diferentes etapas de la atención. Visualiza las tres etapas de la atención como una montaña rusa: primero hay un rápido ascenso de la misma; luego viene el punto más alto del periodo de atención, cuando está intensamente activa por cierto tiempo; por último, cae en cuanto comienza a aparecer la fatiga. Le sigue un intervalo de descanso (que dura de unos segundos a varios minutos) antes de que el ciclo se active de nuevo.
Factores como la edad, el estrés o la fatiga hacen que la atención requiera fases de descanso más frecuentes y más largas para estar en tan buenas condiciones como antes. Si quieres reactivar tu atención, aléjate del objeto en cuestión de modo que puedas retomarla más tarde con mayor éxito, con los recursos mentales más despiertos. Hacer varias tareas a la vez también se vuelve más difícil con la edad porque eres más susceptible a las distracciones y el cerebro se satura más rápido.
Para que recuperes la confianza, te ayudamos a recordar algunos principios.
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