Cuando el corazón falla

Este órgano se deteriora por muchas razones, desde trastornos congénitos hasta infecciones que lesionan el miocardio. Sin embargo, su mayor amenaza, por mucho, es el endurecimiento de las arterias.

 ·  26/04/2023
Cuando el corazón falla

El corazón se deteriora por muchas razones, desde trastornos congénitos hasta infecciones que lesionan el miocardio. Sin embargo, su mayor amenaza, por mucho, es el endurecimiento de las arterias. El término médico es aterosclerosis, el proceso patológico subyacente en las cardiopatías y los eventos vasculares cerebrales (derrames). Se genera principalmente debido al colesterol.

Un corazón sin oxígeno

El colesterol puede acumularse gradualmente hasta formar depósitos dentro de las paredes arteriales; con el tiempo, esta grasa empieza a dificultar el flujo sanguíneo. Para funcionar bien, el miocardio (músculo cardiaco) necesita un suministro constante de sangre rica en oxígeno proveniente de las arterias coronarias. Tanto las cardiopatías como los accidentes cerebrovasculares (infartos en el cerebro) se deben a las obstrucciones que se presentan en cualquiera de las arterias del cuerpo.

En condiciones normales, un fino engranaje bombea la sangre por una vasta red de arterias, venas y vasos capilares. Si se daña el revestimiento de cualquiera de estas vías, se propicia la formación de placas de ateroma —que pueden estrechar las arterias o romperse y generar coágulos en estos vasos—, y el corazón enfrenta una falta de oxígeno (hipoxia cardiaca). Esta condición provoca dolor; de ahí la breve molestia torácica conocida como angina de pecho. A falta de oxígeno, el miocardio muere rápidamente y sobrevienen infartos, insuficiencia cardiaca o, incluso, la muerte.

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¿Cómo se endurecen las arterias?

Las cardiopatías se desarrollan lentamente, con cambios minúsculos en las paredes arteriales. Esto detona un proceso por el cual las sustancias de la sangre, como el colesterol, forman depósitos grasos en el revestimiento arterial. Esta es la primera etapa de desarrollo de las temidas placas de ateroma.

El padecimiento se agrava poco a poco a lo largo de muchos años. Es posible que inicie en la adolescencia e incluso en la niñez, según la alimentación, el nivel de actividad y los riesgos genéticos de cada quien.


Conforme crece la placa de ateroma, se forma una protuberancia en la pared arterial, que sobresale, invade el conducto sanguíneo y limita la circulación en esa arteria. Al inicio, uno solo se percata de esto cuando requiere un suministro adicional de sangre, como al hacer ejercicio. La incapacidad de satisfacer esa necesidad puede provocar hipoxia cardiaca debido a la obstrucción de la arteria en cuestión. El cerebro procesa esto como dolor (angina de pecho).

Cuando la lesión se vuelve mortal

La pared arterial normal que cubre la placa de ate- roma al principio es suave y se puede romper. Si la placa sigue creciendo, la pared se adelgaza y debilita. En esta etapa, la tensión generada en el sitio por el incremento en la frecuencia cardiaca y la tensión arterial puede provocar la ruptura de la pared arterial y la filtración de los contenidos a la arteria. Esto, a su vez, podría detonar una respuesta de coagulación; cuando el coágulo tapa una arteria estrecha, sobreviene un infarto.

¿Cuál es la diferencia entre un infarto e insuficiencia cardiaca?

Los infartos se deben a la obstrucción de una de las arterias coronarias y a la interrupción súbita del flujo sanguíneo al corazón, lo cual provoca graves lesiones en el miocardio.

La insuficiencia cardiaca o insuficiencia cardiaca congestiva por lo general se desarrolla lentamente. El miocardio se debilita y se torna menos eficaz en su labor de bombear sangre. Algunos sobrevivientes de infarto desarrollan esta afección. Otras personas podrían presentarla aun sin haber sufrido infartos.

Recuerda que la prevención es clave para cuidar tu corazón. Adoptar un estilo de vida saludable y seguir las recomendaciones de tu médico pueden ayudarte a mantener un corazón sano y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Siempre es importante consultar a un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en tu estilo de vida o en tu plan de cuidado de la salud.