Estilo de vida

¿Por qué debería importarte cómo se construyen las casas, edificios y ciudades?

Porque el lugar donde vives, trabajas o crías a tus hijos tiene un impacto directo en tu salud, tu economía y tu bienestar a largo plazo. Y también en el planeta que vas a dejarle a las siguientes generaciones.

Hoy, enfrentamos un futuro marcado por la crisis climática, escasez de agua, olas de calor extremo, contaminación del aire y un crecimiento urbano que muchas veces desconecta a las personas de la naturaleza y entre sí.

Ante ese panorama, la pregunta ya no es si debemos cambiar la forma en la que construimos… sino cuándo y cómo vamos a hacerlo.

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La construcción sustentable no es un lujo: es una necesidad urgente

Durante mucho tiempo, hablar de sostenibilidad en el mundo inmobiliario era casi sinónimo de exclusividad: acabados eco-friendly, paneles solares como extra premium y desarrollos “verdes” solo al alcance de pocos.

Sin embargo, Pedro Gómez Gallardo Aguilar, empresario e impulsor de un cambio profundo en el sector, sostiene una idea clave:

“La construcción sustentable no puede seguir viéndose como un lujo. Hoy es una responsabilidad colectiva y una necesidad estructural si queremos tener un futuro habitable”.

De la estética al impacto: la sostenibilidad como estilo de vida

Para Gómez Gallardo, la sostenibilidad no es una tendencia ni una estrategia de marketing: es una forma de vida que debe permear todos los niveles del desarrollo urbano. En un país como México, donde los desafíos ambientales —escasez de agua, estrés energético, pérdida de biodiversidad— se agudizan cada año, la construcción regenerativa es más que deseable: es urgente.

“No basta con reducir el impacto ambiental. Hay que pensar en desarrollos que restauren los ecosistemas, que integren a las comunidades y que generen valor real a largo plazo”.

Esto implica una transformación profunda del modelo de negocio inmobiliario: pasar de construir para vender, a construir para regenerar y sostener.

En palabras de Gómez Gallardo, el verdadero lujo ya no es el mármol, sino el acceso a aire limpio, espacios verdes funcionales y autosuficiencia energética.

Un nuevo modelo, una nueva rentabilidad

Contrario a lo que muchos podrían pensar, este tipo de desarrollos no solo son posibles, sino rentables. Reserva Santa Fe es un ejemplo tangible de cómo los principios de la construcción regenerativa pueden traducirse en valor económico, eficiencia operativa y bienestar para los habitantes.

Diseñar con lógica bioclimática, integrar materiales locales, capturar agua de lluvia y producir energía limpia no solo reduce costos a largo plazo: aumenta la calidad de vida y la plusvalía de los inmuebles.

Lo social también importa: regenerar comunidades, no solo terrenos.

Un enfoque realmente sustentable no puede olvidarse de su entorno humano. Pedro Gómez lo deja claro:

“Un proyecto que desplaza o excluye a sus comunidades no es sustentable, por más verde que parezca. Hay que diseñar con y para las personas, desde el principio”.


Esto implica involucrar a vecinos, productores locales, trabajadores regionales y actores del ecosistema social para que el impacto del desarrollo no termine en la fachada, sino que se expanda al territorio.

Desarrollo con justicia social es desarrollo con futuro.

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Cinco claves para construir con regeneración

De acuerdo con Gómez Gallardo, estos son los pilares indispensables para transitar hacia una arquitectura verdaderamente sustentable:

Analizar profundamente el sitio: no solo el clima o la topografía, sino la vocación ecológica y social del terreno.

Diseño bioclimático desde el origen: considerar luz, sombra, ventilación y orientación desde el trazo inicial.

Materiales locales, inteligentes: reducir huella de carbono sin comprometer calidad.

Participación comunitaria real: mapear actores locales y dialogar antes de construir.

Autosuficiencia como meta: agua, energía, residuos… todo debe pensarse desde la independencia.

Construir para el futuro es una decisión inteligente

En el escenario actual, la construcción

éxico no es una utopía. Es ya una realidad viable, rentable y urgente.

La visión de Pedro Gómez Gallardo Aguilar aporta una perspectiva sólida: construir bien no es solo un acto de conciencia ambiental, sino también una estrategia de largo plazo para quienes buscan desarrollo con propósito y retorno.

Porque al final, como él mismo resume:

“Ser sustentable no es una moda. Es la única forma responsable de seguir construyendo en un planeta que ya no puede esperar”.

 

Eliesheva Ramos

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