Estilo de vida

¿Eres adicto al drama? Señales, causas y cómo romper el ciclo

Todos tenemos ciertos rasgos dramáticos, pero los expertos opinan que la teatralidad se puede volver problemática.

Se dice que llamar la atención es una necesidad evolutiva. Algunos estudiosos de las ciencias sociales llaman a esto la “red de protección social”, sugiriendo que, desde el principio de los tiempos, formar parte de un grupo nos ha mantenido más seguros y mejor equipados para hacer frente a las amenazas, lo que mejora nuestras probabilidades de supervivencia. Incluso hoy en día, el aislamiento social y la soledad se relacionan con un mayor riesgo de enfermedades crónicas y muerte prematura. Pero en su libro Addicted to Drama, publicado en mayo de 2023, el doctor en osteopatía y psicólogo holístico Scott Lyons aporta luz a la noción de que existe una delgada línea entre esforzarse por mantener vínculos saludables y los comportamientos de búsqueda de atención.

¿Qué es la adicción al drama?

El libro del Dr. Lyons forma parte de una creciente conversación en la comunidad psicoterapéutica sobre el hecho de que si a alguien le gusta el drama no solo quiere decir que tiene un tipo de personalidad peculiar. Los psicólogos se han centrado en un patrón de comportamiento que denominan “necesidad de drama” (NFD, por sus siglas en inglés), que algunos explican como un rasgo de personalidad inadaptado, conocido más informalmente como adicción al drama.

“Un adicto al drama es alguien que tiene un impulso incontrolable hacia la creación o perpetuación del drama”, explica la psicóloga clínica Holly Schiff.

La adicción al drama es más compleja que el típico interés de alguien por los chismes del vecindario o los tabloides, añade la psicoterapeuta Alissa Martínez. “Un adicto al drama encuentra alegría y/o emoción en involucrarse en conflictos, enfrentamientos y chismes”, dice. “El comportamiento suele ser exagerado por el individuo y el drama también puede no tener nada que ver con él”.

Señales de que eres adicto al drama

Las investigaciones identifican tres componentes clave de la NFD: la manipulación interpersonal para controlar los comportamientos y reacciones de los demás o para satisfacer una necesidad u objetivo personal; la franqueza impulsiva y descontrolada (a menudo con invenciones o exageraciones) cuando comparten pensamientos, historias y opiniones, y la percepción persistente de victimismo.

La Dra. Martínez explica cómo son estos patrones en la vida real. Una persona adicta al drama a menudo:

  • Tiene amistades y relaciones muy caóticas.
  • No repara en hacer público su drama personal para que los demás lo conozcan, para llamar la atención y para enmarcarse en un papel de víctima.
  • Tiende al resentimiento y al rencor.
  • Le cuesta seguir adelante y con frecuencia repite viejas situaciones.

Aun así, los adictos al drama suelen carecer de conciencia de su propio papel en la creación o perpetuación del drama en sus vidas, dice la trabajadora social Meredith Van Ness.

Ya que su comportamiento dificulta el mantenimiento de relaciones estables y sanas, “pueden experimentar un ciclo de drama seguido de períodos de agotamiento emocional o depresión”.

¿Soy adicto al drama?

La investigación sobre la NFD publicada en Personality and Individual Differences incluye una herramienta de evaluación que pretende medir la adicción al drama. Consulta las preguntas que figuran a continuación y valora tu grado de acuerdo con cada afirmación del 1 al 7: 1 significa que estás totalmente en desacuerdo y 7 significa que estás totalmente de acuerdo.

  • A veces es divertido irritar a la gente.
  • A veces digo algo malo de alguien con la esperanza de que se entere.
  • Digo o hago cosas solo para ver cómo reaccionan los demás.
  • A veces enfrento a la gente para conseguir lo que quiero.
  • Espero antes de decir lo que pienso.
  • Siempre digo lo que pienso, pero luego lo pago.
  • Me resulta difícil contener mi opinión.
  • Las personas que actúan como mis amigos me han apuñalado por la espalda.
  • La gente suele hablar de mí a mis espaldas.
  • A menudo me pregunto por qué me ocurren cosas tan locas.
  • Siento que hay personas en mi vida que me persiguen.
  • Mucha gente me ha hecho daño.

Para obtener tu puntuación, invierte primero la puntuación de la pregunta 5 (cuenta un 2 como un 6, por ejemplo). Después suma los números y divídelos entre 12. Los investigadores afirman que una puntuación de 3.4 es la media; una puntuación mayor a 5 supera al 95 % de la población.


¿Qué causa la adicción al drama?

La gente busca el drama por diversas razones, como el aburrimiento, el deseo de atención, la necesidad de estimulación o excitación o una forma de distraerse de problemas emocionales más profundos, dice Van Ness. “También pueden tener dificultades para regular sus emociones y recurren al drama como forma de afrontar el estrés o los sentimientos de soledad”.

Cuando la búsqueda del drama está muy arraigada y es compulsiva, suele tener su origen en experiencias traumáticas de la infancia (y a veces de la edad adulta), en las que el caos era habitual, afirma Martínez.

“Al igual que ocurre con otras formas de adicción, ya que el cerebro está conectado de forma diferente, la persona básicamente ansía el drama”, explica. “Suele haber cierto atractivo en torno a la atención que se les presta, pues pueden ser percibidos como víctimas o alguien que necesita simpatía o afecto. En última instancia, esto les hace sentir bien”.

La necesidad de drama también es un rasgo común en las personas con ciertos trastornos de la personalidad, añade Van Ness, entre ellos:

  • Trastorno límite de la personalidad, caracterizado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la psicología por emociones intensas y erráticas, impulsividad y relaciones inestables. Las personas con trastorno límite de la personalidad pueden ser más propensas a adoptar conductas dramáticas como forma de regular sus emociones y sentir una conexión con los demás.
  • Trastorno histriónico de la personalidad, caracterizado por una necesidad de atención y admiración, un comportamiento dramático y teatral y una expresión emocional exagerada. Las personas que presentan trastorno histriónico de la personalidad pueden ser más propensas a crear o perpetuar el drama en sus relaciones como forma de mantener la atención y la admiración de los demás.

Pero hay que tener cuidado con esta definición. “Es importante señalar que no todas las personas que presentan adicción al drama padecen un trastorno de la personalidad, ni todas las personas con un trastorno de la personalidad presentan adicción al drama”, afirma Van Ness.

¿Cómo puedo dejar de ser tan dramático?

El primer paso para romper el ciclo de la adicción al drama tiene que ver con la autoconciencia. “Todos estos comportamientos son habituales y aprendidos, lo que significa que también puedes desaprenderlos”, afirma el Dr. Schiff.

Responsabilizarte de tus actos te ayudará a prevenir futuros comportamientos dramáticos, añade la Dra. Martínez. “Se trata de un proceso, ya que estás reentrenando a tu cerebro para que deje de ansiar el drama que normalmente exige”.

Los expertos enumeran los pasos para navegar por este proceso:

  • Identificar los desencadenantes y evitar o limitar la exposición a ellos.
  • Practicar la atención plena y las técnicas de regulación emocional para gestionar las emociones intensas.
  • Prestar atención y rastrear tus pensamientos, y desafiar los patrones de pensamiento y las creencias negativas que contribuyen a la búsqueda del drama.
  • Ser mejor oyente y pensar bien las cosas antes de hablar.
  • Encontrar formas sanas y positivas de aportar emoción a tu vida.
  • Establecer límites claros con los demás y aprender a comunicarte de forma asertiva y eficaz.

En última instancia, según la trabajadora social Van Ness, buscar terapia conductual o el apoyo de un profesional de la salud mental también puede ayudarte a explorar los problemas emocionales subyacentes y a desarrollar estrategias de afrontamiento más sanas.

CÓMO MANEJAR EL DRAMA

Si te aborda alguien para contarte su drama, el Dr. Scott Lyons recomienda establecer un límite firme pero amable. Puedes decirle algo como: “Estoy pasando por un momento difícil y no puedo hablar ahora, quizás más tarde”.

Lilo Flores

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