Gozar cada momento que experimentamos en la vida debería ser algo prioritario; no obstante, a veces se interponen las preocupaciones diarias. La clave es reavivar el entusiasmo y darse cuenta de que aprovechar las oportunidades aumenta la energía y la motivación, al mismo tiempo que reduce sustancialmente todo tipo de tensiones.
Puede haber momentos en los que recuerdes con nostalgia a esa persona joven y despreocupada que tú eras. Crecer y adquirir nuevas responsabilidades a veces puede quitarle lo divertido a la vida. Pero no tiene que ser así.
Unos ajustes sencillos pueden marcar una gran diferencia. Al analizar lo que haces todos los días, y por qué lo haces, serás capaz de identificar los elementos que han estado restringiendo que la goces. Además de aprender a relajarte, quizá necesites revisar cómo se encuentra tu relación con amigos y familiares.
Un estudio de 2010 publicado en la revista Journal of Hypertension descubrió que los participantes que estaban aislados socialmente, por lo regular, tenían niveles más altos de presión arterial (un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares) que quienes veían a sus amigos con mayor frecuencia, en tanto que un interesante experimento de la Universidad de Toronto sugirió que las personas excluidas socialmente se sienten más “frías”: el efecto paralizante de ser marginadas por un grupo.
Si te cuesta trabajo presentarte y entablar una conversación con gente nueva por tu falta de confianza, estos consejos podrían resultarte útiles:
¿Estás evitando hacer algo de lo que realmente disfrutas debido a temores infundados o preocupaciones irreales? Una vez que pongas al descubierto esas preocupaciones u hables con otras personas, es muy probable que encuentres el valor que necesitas para participar.
Tenlo en mente: aprender nuevas habilidades incrementará el placer de la vida.
Los psicólogos sugieren utilizar frases positivas de afirmación que refuercen tu autoestima si necesitas que tu confianza aumente. Repite para ti: “Me siento seguro y en verdad voy a disfrutar esto”, aun cuando tengas miedo.
Cuanto más te repitas la frase (lo ideal es hacerlo frente a un espejo), tu inconsciente comenzará a aceptar cada vez más eso que dices y comenzarás a sentirte más seguro de ti mismo.
Otra alternativa es intentar “anclar”. Piensa en una ocasión en que de manera especial hayas sentido que tenías el control de las cosas. Mientras te concentras en esto, cierra los ojos y siente fluir la confianza por todo tu cuerpo. Después haz un pequeño movimiento, por ejemplo, aprieta los dedos pulgar e índice para juntarlos y, así, reforzar esa sensación de aplomo.
Si practicas el “anclaje” con regularidad, cada vez que repitas la acción de apretar y juntar los dedos te ayudará a recobrar la calma cuando te sientas ansioso.
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