Según datos de la Federación Internacional de Diabetes, 415 millones de personas padecen esta enfermedad en el mundo. De esa cantidad, 44 millones se ubican en Norteamérica y el Caribe, y se estima que esa cifra alcance los 60 millones en 2040.
En 2015, en nuestro país hubo un poco más de 11 millones de casos en adultos de entre 20 y 79 años. Es decir, aproximadamente el 15% de la población padece diabetes… sin contar los casi 4 millones de casos que no han sido diagnosticados.
La diabetes puede tener graves repercusiones en la salud si no se controla adecuadamente. Sin embargo, con el conocimiento adecuado y algunos cambios en el estilo de vida, es posible prevenir y controlar esta enfermedad silenciosa. En este artículo, te explicaremos un poco más de la diabetes , así como acciones claves y consejos prácticos y efectivos para decir “Alto a la diabetes”.
Dado que es una de las enfermedades que más se padecen en México, vale la pena saber de qué se trata. Aquí te proporcionamos la información básica.
La diabetes es un padecimiento en el que las células corporales no pueden absorber la glucosa, su combustible vital, del torrente sanguíneo.
En pocas palabras, la diabetes impide que las células corporales puedan absorber la glucosa del torrente sanguíneo. Esta sustancia es el combustible básico que necesitan las células para funcionar, pero sino ingresa a ellas, se acumula en la sangre y causa complicaciones, como cardiopatías, hipertensión y lesiones renales, oculares y de los nervios. Lo anterior se traduce en fatiga, debido al mal funcionamiento de las células dada la falta de combustible.
Es correcto. La insulina, una hormona sintetizada por el páncreas, cumple un papel fundamental en la diabetes. Si bien desempeña varias funciones en el cuerpo, la más importante es la de “abrir” las células para que pueda ingresar la glucosa. Por lo general, el hecho de que las células no puedan absorberla se debe a una de dos razones.
La primera es la escasez de insulina. En la diabetes tipo 1, el páncreas no produce suficiente insulina, por lo que las células no tienen acceso a su combustible. La segunda es que las células desarrollan resistencia, y se deteriora el mecanismo por el cual la insulina “abre” las células. Por lo general, esa es la causa de la diabetes tipo 2.
No, pero se parece. Desde el punto de vista químico, los azúcares que ingerimos suelen ser más complejos que la glucosa sanguínea. No obstante, el aparato digestivo actúa de manera rápida y eficiente para transformarlos en moléculas independientes de glucosa.
Este compuesto se encuentra principalmente en los carbohidratos: arroz, cereales, pan, pasta, leche, fruta, tortillas y dulces. Cuando consumimos carbohidratos, el organismo digiere los azúcares y almidones y los transforma en glucosa; esta última se absorbe en el torrente sanguíneo para distribuirse a todas las células corporales. La insulina ayuda a las células a absorber la glucosa, que se transformará en energía (para ello, también se utilizan átomos de oxígeno provenientes del aire que respiras).
Si consumes más glucosa de la que necesitas, el exceso se “derrama” en todo el cuerpo y puede lesionar las células, además de que se almacena como grasa.
No se conocen sus causas exactas; no obstante, los investigadores creen que podría deberse a factores autoinmunitarios (es decir, tu cuerpo confunde sustancias corporales normales con invasores externos y monta un ataque para destruirlos), genéticos y ambientales. Esta variante de la enfermedad recibe el nombre de diabetes juvenil porque por lo general se presenta en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
La mayoría de los pacientes con diabetes tipo 2 comparten una característica: casi el 90% tiene exceso de peso. No es coincidencia. El sobrepeso es el factor independiente que más contribuye al desarrollo de la enfermedad. Adelgazar es el paso más importante que puedes dar para controlarla (o prevenirla).
Imagina que el exceso de grasa corporal es un contaminante en tu tanque de gasolina. Como dijimos antes, la glucosa es el combustible que tu cuerpo necesita para funcionar. Normalmente, esta sustancia se mueve del torrente sanguíneo hacia el interior de las células, pero la grasa corporal interrumpe el proceso, segregando los llamados ácidos grasos libres.
Estos son responsables de, por lo menos, dos efectos indeseables: en primer lugar, hacen que las células ignoren la glucosa y la dejen flotando en la sangre; en segundo lugar, hacen que el páncreas produzca menos insulina. Estos dos efectos combinados son lo que convierte a los ácidos grasos libres en un peligro. Además, al alterar gravemente los procesos de absorción de glucosa y de producción de insulina, también contribuyen a elevar la presión arterial y los niveles de colesterol y triglicéridos (otro tipo de grasa).
Conseguir un peso saludable de acuerdo a cada persona es una manera de limpiar el tanque de gasolina para usar la energía de manera más eficiente. Cuanto menos grasa corporal haya, menor será la cantidad de ácidos grasos presentes en el torrente sanguíneo y, por ende, disminuirá la glucosa de la sangre (también llamada glucemia).
Si bien al principio los signos son sutiles, no es imposible notarlos. Los síntomas serán más evidentes conforme vaya avanzando la enfermedad. Los indicios de una diabetes no controlada son los siguientes:
Sí. Entre 30% y 50% de quienes viven con diabetes no saben que la tienen. El Colegio Estadounidense de Endocrinología afirma que la mitad de las personas que finalmente acuden a consulta con el experto llegan por complicaciones.
De hecho, mucha gente que padece diabetes y no lo sabe está bajo tratamiento para contrarrestar factores de riesgo cardiaco como hipertensión o concentraciones elevadas de colesterol. El problema es que no les han hecho un sencillo análisis de glucemia. Algunos investigadores aseguran que los doctores no están haciendo evaluaciones lo suficientemente profundas como para detectar la diabetes en personas con factores de riesgo conocidos, por lo que se pierde la oportunidad de detectar la enfermedad antes.
Si no te han diagnosticado y tienes razones para dudar, acude a consulta médica. En las primeras etapas, es muy fácil controlar la diabetes; no obstante, el padecimiento es silencioso, por lo que va dañando el cuerpo lentamente sin producir síntomas muy claros. Mantente pendiente de los signos sutiles.
Además del sobrepeso, fíjate en estos aspectos:
La alimentación juega un papel fundamental en la prevención de la diabetes. Opta por una dieta equilibrada y rica en alimentos nutritivos. Aquí hay algunos consejos clave:
El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes para desarrollar diabetes tipo 2. Mantener un peso saludable es clave para prevenir la enfermedad. Aquí tienes algunas recomendaciones:
El ejercicio regular es esencial para prevenir la diabetes y mantener una buena salud en general. Aquí te presentamos algunas sugerencias:
Reducir el consumo de azúcar es crucial para prevenir la diabetes y mantener niveles saludables de glucosa en sangre. Aquí hay algunas recomendaciones:
El estrés crónico puede afectar negativamente la salud y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes. Aquí tienes algunas estrategias para controlar el estrés:
Y por último, adoptar una alimentación saludable, mantener un peso adecuado, hacer ejercicio regularmente, controlar el consumo de azúcar y manejar el estrés son estrategias clave para prevenir y controlar esta enfermedad silenciosa.
Recuerda que prevenir la diabetes es un compromiso a largo plazo. Es importante consultar con un profesional de la salud para obtener orientación personalizada y realizar chequeos regulares.
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